En cualquier momento se presenta un vendaval y se me lleva quién sabe adónde. Y en el medio, volando, voy a encontrarme con una vaca, cómo no. Después un pez que se llame Nemo. Él no tiene la cupa de llamarse asÃ.
Voy a aterrizar en el jardÃn de una viejecita con poncho y mecedora que toque la guitarra (la viejita, no la mecedora) y cebe mate en ruso, que escuche rock a la hora de la siesta, y jazz al atardecer. Me enseñará a tejer y a hacer magia con las manos. También habrá un viejito que le cambie a escondidas el rock por Vinicius de Moraes (pero ella no se va a enojar, le gusta Vinicius) y un perro telepático como compañero.
Y después, después de todo esto, me voy a despertar.
PD: en la misma cama antigua, porque la viejita volvió a poner Led Zeppelin a la hora de la siesta.
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