De mi boca a todos, a mÃ. Cada vez que hablo, que rÃo, que puteo, todo eso se transforma en algo que ni yo conozco, pero de lo que soy responsable.
Las palabras pronunciadas tienen más poder del que imaginamos. Una palabra llena de dÃa, trae luz. Una palabra dicha oscura, trae oscuridad.Y van mutando. Se deslizan de boca en boca, quién sabe qué desencadenarán.
¿Qué pasarÃa si todos a una, a la hora señalada, dijéramos "paz" en voz baja (los oÃdos del mundo son muy finos)? No se sabe, de momento nunca nos pusimos todos de acuerdo. En qué idioma es lo de menos, porque lo que vale es el sentido que le damos, no cómo lo pronunciemos. EstarÃa bueno probarlo.
Paz
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