20.2.05

luz de emergencia


De fondo suena Everybody Hurts*
y en la sala de espera de los que perdieron la esperanza y se enfermaron de pena, las luces del pasillo se intercalan: una encendida, otra no...para ahorrar energía.
Y para ahorrar energía también, los pacientes esperan sentados y balancean los pies pacientemente, hasta que salga el médico de guardia: señora, lo que usted tiene es dolor de corazones.
-De corazones?
-Sí, propio y ajeno.
-Todo junto?
-Aja.
-Y el remedio?
-No tiene. Nadie lo tiene.
La señora se larga a llorar, pero por adentro. Sólo el hombre que camina por el pasillo
arriba y abajo
arriba y abajo
se da cuenta de eso (a él ya lo atendieron).
Pero como de costumbre, media vuelta y sigue
caminando
yendo y volviendo, siempre
todo el tiempo.

En la sala de espera de los que no se quieren, no hay más que hacer que esperar. Ése es el motivo real por el que las luces de la sala están a medias: deben esperar a que adentro de cada uno se encienda la luz de emergencia. Esa que salta cuando el resto del alma se apaga y se hunde.

Y siempre salta, solo que a veces
lo hace con delay.


*R.E.M

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